En América en el siglo XIX, las ideas revolucionarias y progresistas de Francia calaron en la población. Anteriormente, se había producido la Declaración la Independencia de los Estados Unidos de América en 1776. La otra parte de América, estaba dividida dos territorios: uno se encontraba subordinada al mando portugués; y, por otro lado, bajo el dominio español. El territorio español se encontraba dividido en cuatro virreinatos: Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata.
El contexto presente en el siglo XIX marcó el inicio de una sensación de autonomía de las provincias españolas. Este clima se fraguó por diversos motivos como, el pensamiento ilustrado y progresista[1] influyó mucho en su pensamiento; o que los criollos[2] tenían una gran ambición por ser decisivos en el poder político y querían consolidar su poder económico. A estos motivos, hay que sumar el aislamiento comercial que estaban sufriendo las colonias, debido al monopolio comercial que ejercía España sobre estos territorios, los problemas de desabastecimiento por parte de la metrópoli, y, por último, la prohibición de comerciar libremente con otros países. Ante esta situación, las colonias intentaron buscar soluciones, como defenderse y financiarse con fondos propios, pero no era de ninguna ayuda los aranceles impuestos desde España. En las Cortes de Cádiz y en la Junta Central, la representación de los españoles americanos fue muy escasa, algo a su juicio muy injusto. A partir de este momento, las minorías criolla y blanca iniciaron una revolución autoritaria para no perder su situación estamental y conseguir la libertad de comercio con otros países. La posición de una gran potencia, Gran Bretaña, era favorable a la independencia, como fue con la de Estados Unidos, ya que la existencia de un nuevo mercado les beneficiaría.
Dentro de España, la situación era inestable debido a la Guerra de Independencia española, esto fue aprovechada por las distintas provincias para iniciar la desunión de España. El absolutismo de Fernando VII no solucionó nada la situación, más bien al contrario, endureciendo las negociaciones y mandando tropas, se estima que eran 15000 hombres, para acabar con la sublevación independentista creada en el Alto Perú en 1809 y la revolución de mayo de 1810[3], tras el Cabildo Abierto los criollos consiguieron derrocar la Junta Suprema Central con la correspondiente destitución del virrey Cisneros y se creó la primera Junta Provisional Gubernativa del Río de la Plata. Además, era inminente una invasión portuguesa. Entonces, se decidió nombrar un director supremo, Ignacio Álvarez Thomas, que más tarde convocó al Congreso General en Tucumán.
El Congreso de Tucumán se realizó el 24 de marzo de 1816[4], los objetivos de esos congresos consistían en declarar la independencia beneficiando a todas las provincias, crear un Constitución y un nuevo Director Supremo. Más adelante, en concreto el 19 de julio de ese mismo año, ante las discusiones sobre cómo debería de estar gobernado el estado, si república o monarquía constitucional, se agregó al acta del Congreso de Tucumán[5] ("Una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli"), lo siguiente: "y de toda otra dominación extranjera"; por lo que se establecía un sistema de gobierno centralista. Esta modificación, fue rechazada por las provincias, lo que provocó el reinicio de una guerra civil y en 1819 se aprobó una constitución más conservadora que la anterior, consecuentemente se produjo la renuncia del Director en 1819, por lo tanto, el fin del Directorio y del Congreso de Tucumán. Esta declaración consiguió que la mayor parte de las colonias españolas se independizaran, destacando como líderes de este movimiento a Simón Bolívar y del general San Martín. Las Diputaciones Provinciales que continuaron bajo dominio español se situaban en Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
El inicio de la independencia de las colonias españolas, más que ser provocado por las ideas revolucionarias y progresistas provenientes de Europa, fue provocado por la ambición política y económica de los criollos, que se aprovecharon de la situación en guerra de España y posteriormente de la incapacidad administrativa de Fernando VII. Cabe destacar, la importancia del comercio internacional, con Gran Bretaña sobretodo, que en América veían como una vía de mejorar su calidad de vida. Dentro de este Congreso, había rumores de que algunos participantes, influidos por Belgrano y Pueyrredón, cederían ante la creación de una monarquía para que fuese gobernada por la casa real portuguesa. Ante esta conspiración, se decidió modificar el acta en una reunión secreta eliminando cualquier posibilidad de que fuese dependiente de cualquier monarquía. La extensión de los territorios afectados provocó que la declaración se divulgara en varios idiomas: castellano, quechua y aymara. Seguramente, algunos miembros afectados ni decidieron sobre su futuro. [1] Destacando las figuras españolas de Jovellanos o Campoamor, y las figuras francesas de Montesquieu, Rousseau o Voltaire. [2] Criollos: españoles nacidos en América. [3] “El Historiador: Artículos: 25 de mayo de 1810 - Revolución de Mayo.” http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/independencia/25_de_mayo_mitos.php. [4] “El Congreso de Tucumán,” La Guía de Historia, http://www.laguia2000.com/america-hispanica/el-congreso-de-tucuman [5] “9 de Julio - Después de,” Ministerio de Educación y Deportes (Argentina), http://www2.me.gov.ar/efeme/9dejulio/despues.html
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La Europa turbulenta del siglo XIX estuvo marcada por la hegemonía británica y por la revolución francesa, que traía consigo unas ideas progresistas. En España se quería evitar el contacto con las ideas revolucionarias provenientes de la otra gran potencia europea, Francia[1], por si se propagaban en el país. Con esa finalidad, Floridablanca decidió suspender los Pactos de Familia[2], creando controles férreos en la frontera pirenaica, ya que apoyaba a Luis XVI. Ante esta situación, el monarca español decidió que el conde de Aranda[3] sustituyera a Floridablanca, para mantener la situación con los franceses e intentar salvar al rey de Francia. Posteriormente, le sucedió Manuel Godoy[4], que siguió los planes de su predecesor, pero Luis XVI fue ejecutado, lo que desencadenó que España declarara la guerra a Francia, por lo que se unió a la coalición internacional y participó en la Guerra de la Convención[5]. El desenlace del conflicto se veía desfavorable para España, por lo que Godoy firmó la Paz de Basilea[6] en 1795. Posteriormente, esta relación llevo a una alianza firmada en el Tratado de San Ildefonso[7] (1796) en contra de Gran Bretaña.
Cabe destacar la política liderada por el general Napoleón Bonaparte para alejar a Gran Bretaña del poder. El fracaso de la conquista de Gran Bretaña de las tropas napoleónicas, provocó que en 1806 el emperador decretara el Bloqueo Continental[8], con el fin de aislar a la potencia británica. Sin embargo, Portugal, aliada de Inglaterra, se negó a respetar el tratado, lo que desembocó en la decisión de Napoleón de invadir dicho reino. A raíz de esa decisión, España entró en contacto con Francia a principios del siglo XIX, mediante el Consejero de Estado y de Guerra Eugenio Izquierdo, representante plenipotenciario de Manuel Godoy, valido de Carlos IV, y Gérard Duroc, representante de Napoleón. Estas conversaciones derivaron en la firma del Tratado de Fontainebleau de 1807, donde se recogía una alianza franco-española con el fin de invadir Portugal y se establecía el “Derecho de paso” por España de las tropas francesas; y una vez invadida se repartiría en tres partes el territorio peninsular: el norte entre Duero y Miño junto con Oporto se entregaría como el Reino de Lusitania Septentrional que pertenecería a la ex reina de Etruria; la parte central, comprendida entre el Duero y el Tajo, las llamadas cuencas españolas, se quedarían reservadas para futuras compensaciones; y por último, la provincia de Alentejo y el Reino de los Algarbes pertenecería al Príncipe de la Paz, Godoy. Todos estos territorios seguían las leyes que están en uso en la familia reinante de S.M. el Rey de España[9]. Además, estos territorios nunca podrán reunirse bajo un mismo rey o a la Corona de España. Las consecuencias anteriores al Tratado de Fontainebleau y posteriores dejaron mermado el poder de España y su economía. La flota franco-española sufrió una devastadora derrota en Trafalgar[10], lo que provocó un aislamiento internacional por parte de Napoleón. Pero una vez más, se veía muy lejos la imagen del gran poderío bélico característico del Imperio Español. Además, a partir de este momento se vio mermado el comercio con América debido en gran parte al peligro existente en las rutas comerciales, por lo tanto, la Hacienda Real se encontraba con escasos recursos. A raíz de esta situación, Godoy realizó reformas interiores[11], como, desamortización del clero, reducir la influencia de la Inquisición, etc. El inicio de invasión de España por parte del ejército napoleónico era un rumor, pero empezó a llevarse a cabo realmente cuando se tomó Lisboa y los ejércitos de reserva francesas tomaron las plazas españolas ubicadas en la frontera con Francia, y posteriormente, las ciudades de Barcelona, Pamplona, San Sebastián, Salamanca y Burgos, entre otras. Dentro de la monarquía se empezaba a crear un descontento con Godoy como se vio visible en su apartamiento tras el Motín de Aranjuez de 1808. Posteriormente, hay que destacar los sucesos ocurridos en Bayona, conocidos como las Abdicaciones de Bayona, abdicando en favor de Napoleón, que cedió el trono a su hermano, José I Bonaparte. Consecuencia de estos sucesos, es la creación de los Estatutos de Bayona, primer texto constitucional español según muchos expertos. En este momento, el pueblo español se levantó el 2 de mayo de 1808 luchando a favor de su independencia. Por lo tanto, se inició la Guerra de la Independencia española teniendo su fin en 1814, y con la fatídica vuelta de Fernando VII. En conclusión, las intenciones tanto como de los monarcas españoles o la de los validos, acabó una vez más, con la guerra en la que personas inocentes luchaban por una fe que ellos recogían en la figura de Fernando VII, en la realidad era totalmente al revés. La figura de Napoleón supo aprovechar muy bien la situación en España y estuvo a punto de anexionar el territorio español a su gran imperio, a no ser, por la gran resistencia que ofreció el pueblo español, provocando la primera derrota de sus tropas. “La España que pudo ser y no fue”-Arturo Pérez Reverte- como bien comentó un gran escritor sobre su novela, El Asedio, donde se refleja la situación vivida en Cádiz durante la invasión napoleónica. Cualquier tipo de avance social, proveniente de Rousseau, o de cualquier tipo proveniente de cualquier ilustre pensador de la época, se quedó en un espejismo con la llegada de Fernando VII. Además, el devenir de España estuvo marcado por la figura de Godoy, una persona con un carácter ambicioso de ser rey, que confió en la derrota de Napoleón y tomó numerosas decisiones equivocadas llevando a España a continuas guerras; cuando su único fin era buscar su propio beneficio. [1] Dentro de Francia se produjo un cambio político, debido a la revolución francesa de 1789. Una de las consecuencias de mayor influencia fue el derrocamiento del monarca francés Luis XVI y la aparición de la figura de Napoleón Bonaparte, que se hizo con el poder en 1802, convirtiéndose en una figura revolucionaria y en contra del antiguo régimen. Fue coronado emperador de los franceses en 1804 por el Papa Pío VII. SpainExchange, Historia de Francia: Napoleón Bonaparte, 1999: http://www.studycountry.com/es/guia-paises/FR-history.htm [2] Pactos de Familia, EcuRed, https://www.ecured.cu/Pactos_de_Familia. [3] Biografía de Conde de Aranda, Biografías y vidas: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aranda.htm [4] Posteriormente, sería reconocido como el Príncipe de la Paz. Biografía de Manuel Godoy, Biografías y vidas: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/godoy.htm [5] Guerra de la Convención, Gran Enciclopedia Aragonesa online, 2000: http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=6623. [6] La Paz de Basilea, Arte Historia: http://www.artehistoria.com/v2/contextos/6851.htm [7] El Tratado de San Ildefonso, Arte Historia: http://www.artehistoria.com/v2/contextos/6853.htm [8] El Bloqueo Continental, Arte Historia: http://www.artehistoria.com/v2/contextos/2464.htm [9] Ruiz Rodríguez, Ignacio, Historia del Derecho y de las Instituciones, 2016, pp. 822-825. [10] Pérez Reverte, Arturo. Cabo Trafalgar, Alfaguara, Madrid, 2004 [11] Consecuencias del Tratado de Fontainebleau, Apuntes de Historia: http://www.apunteshistoria.info/el-tratado-de-fontainebleau-que-establecio-el-reparto-de-portugal-y-el-derecho-de-paso-por-espana-de-las-tropas-francesas-encargadas-de-su-ocupacion |
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